Este proyecto nació del deseo de transformar la cocina en un espacio más abierto y conectado con el salón. Después de escuchar con atención las necesidades de quienes habitan la casa y analizar a fondo cómo usan cada rincón, llegamos a una solución que equilibra funcionalidad y emoción: abrir visualmente la cocina para ganar amplitud, pero manteniendo una separación de vidrio que evita que los olores se expandan, sin renunciar a la luz ni a la conexión visual.
Una cocina pensada para disfrutar en compañía, sin barreras, pero con todo el confort.
