Esta vivienda representó un desafío que aceptamos con entusiasmo: encontrar el equilibrio perfecto entre sofisticación y calidez.
Queríamos que cada espacio reflejara elegancia sin perder la sensación de hogar acogedor.
Para lograrlo, incorporamos molduras en las paredes, aportando textura y profundidad que invitan a la relajación.
El resultado es un hogar donde la distinción se encuentra con la calidez,
creando un ambiente en el que cada rincón cuenta su propia historia.